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Querida madre: Me voy

Aprender a volar, de eso se trata la vida.

Ven, siéntate en la esquinita de la cama y ponte cómoda que estoy a punto de despedirme. Si calculé bien el tiempo ya debo estar en el aeropuerto o quizás llegando. Que no, que no me he montado con un desconocido, le he pedido el favor a Fer.


No puedo sino escribirte porque decirte adiós es prácticamente imposible, o por lo menos de las cosas más difíciles que siempre creí sencillas. Y es que son tantas las cosas que me pasan por la mente que no quisiera faltara algún detalle. Vamos, no nos engañemos, no hubiese podido decir apenas una palabra sin irme en llanto cual niña pequeña y quién sabe si hasta roto el boleto de avión y acurrucado a tu lado esperando que esté lista mi comida favorita. Los sentimientos me estallan como fuegos artificiales en navidad.


Pero he tomado la decisión mamá y me voy, con o sin tu permiso me voy, porque soy grande y eso hacen los grandes. Me voy a poner en práctica todos esos truquitos que me has enseñado pero esta vez sin tu mirada detrás de mi hombro diciendo "mira no, así no, así...."


A sentirme independiente aunque aún no sepa cómo cambiarle el caucho al carro (pero sí que sé arreglar el internet cuando se guinda). A prepararme tu famoso caldito de pollo cuando tenga gripe y lavar la ropa blanca separada de la oscura.


A mostrarle tus mañas, que hoy he hecho mías, al amor de mi vida. Que finalmente no resultó ser el de tatuajes en los brazos, sino el simpático que no se acordó de tu cumple el año pasado.


En fin, me voy lejos para que se me olvide el almuerzo en casa y tener que ser yo quien se devuelva a buscarlo. A comprarme el siamés que siempre quise y demostrarte que sé cuidar de él.


A entender que las cosas no se recogen solas, que pueden pasar años y a seguir allí, justo donde las dejé. A decidir qué camisa ponerme sin haberlo consultado antes tres veces y ni así, estar segura.


Pero sobre todo he decidido irme para que sepas que sí. Que lo has hecho bien. Que pecaría por egoísta si quisiera más de ti. Que espero verte pronto y empaparte de sonrisas que reflejen lo bonito que me trata la vida.


A ti mamá, por haber sido por tantos años esa mantita que me cubre los miedos de pies a cabeza, muchas gracias.


Me voy.


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